Thursday, March 11, 2010

Chesarito Nava, otro ladrillo más en la Paredes

Política cero
Jairo Calixto Albarrán

Insensatos y malagradecidos como somos los mexicanos, no valoramos en todo su esplendor el maravilloso espectáculo que diputadas y diputados ofrecieron en San Lázaro en el clímax del culebrón de las caricias mustias entre el PRI y el PAN, en lo que unos califican como caso mayúsculo de violencia intrafamiliar. Incluso, algunos insensatos han saltado a la palestra para quejarse cual quinceañeras sin chambelán, por el lamentable estado del debate parlamentario, por la falta de acuerdos y el nulo trabajo resolutivo en materias legislativas, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Es increíble que en el afán políticamente correcto de imaginar un Congreso de la Unión convertido en fabriquita eficientista de leyes y reglamentos (a lo mejor lo querrán requisar como a Luz y Fuerza para convertirlo en empresa de clase mundial como CFEliz, donde los profesionales de los apagones hacen su nido), en vez de disfrutar los espectáculos que, como el que fueron capaces de producir ayer nuestros representantes populares con inspiración a la Andrew Lloyd Weber, no hay dos en la vida



Cómo superar los afanes histriónicos de Chesarito Nava convertido en una especie de Noroñas blanquiazul, azuzando y amenazando a diestra y siniestra, cual bravucón de barrio bajo. Quién diría que debajo de ese aspecto de nerd de verdad, se escondía una bestia henchida de rencor que, ya desatada y aferrada, retaría a un peso completo como Matrix Paredes, encarnada en trol tropicalizado que, diría Lupita D’Alessio, es tranquila y pacificadora, pero al mismo tiempo irreverente y revolucionaria, feliz e infeliz, realista y soñadora, sumisa por condición, más independiente por opinión.



Un diputado panista, de esos que no entienden de profundidades esotéricas, exige que para demostrar quién está más poseído por el espíritu de Pinocho, si Chesarito o en la Matrix, sean sometidos al polígrafo. Sea serio, con un antidoping bastaría.

Pero que comiencen por el priista José Luis Penchyna, otro ladrillo más en la Paredes, que al subir al estrado a increpar al Navita provocador, se puso peor que Juanito cuando le quitaron la delegación Iztapalapa. O sea, estaba tan prendido que parecía que le iba a dar una embolia. Y no era para menos, el presidente del PAN acababa de blasfemar diciendo que ni con gel ni con mucho copete se borrarían 70 años de mentiras priistas. ¡Tómala, Jimmy Neutrón!



Y mientras tanto, debidamente protegido por la chica del huipil azul, Gel Boy Peñanieto responde con un melifluo, ¡ay, ya no se pelién, no se entrampen en debates estériles!


¡Ay, mi vidoooooo!

El buen Jairo siempre me alegra el día

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