Friday, April 16, 2010

Pies y cabeza

Juan Villoro

16 Abr. 10


Cuando Eduardo Mendoza se despidió como columnista de El País dijo que estaba satisfecho de haber cumplido con sus entregas, pero sobre todo, de no haber hablado del futbol como metáfora de la vida.

El autor de La ciudad de los prodigios expresaba una verdad innegable. El arte de chutar balones es una fuente de mitologías rápidas: el 70% de las imágenes que el mundo solicita a la agencia EFE se refiere al futbol.

"Sólo saldré en el periódico si cometo un magnicidio", me dijo un amigo. Casi siempre, los protagonistas de las noticias llegan ahí por excepción. En cambio, el balompié garantiza asombros semanales.

Se ha vuelto rutinario convertir al futbol en símbolo del acontecer universal, pero no hay duda de que el clásico Real Madrid-Barcelona del pasado 10 de abril ofreció dos versiones del mundo. La cancha depende de los pies, pero también de la cabeza.

La disputa no sólo involucró a quienes han perfeccionado sus pasiones en Castilla y Cataluña. Juan Goytisolo cuenta que en Marruecos, país donde vive desde hace años, los jóvenes disputan por pertenecer a las peñas del Real Madrid o del Barça (en las elecciones municipales del 12 de junio de 2009 un joven fue entrevistado por la televisión y cuando le preguntaron a qué candidatura votaría respondió sin vacilar: "¿Yo? ¡A la del Barça!").

El 77% de los espectadores barcelonistas vive fuera de España. Durante mucho tiempo fue el único equipo grande sin publicidad en la camiseta. Cuando finalmente aceptó un patrocinador, se asoció con la UNICEF, sello significativo para un club que depende de la infancia. El entrenador, Pep Guardiola, fue recogebolas del Camp Nou y se formó en La Masía, la escuela de futbol de la que también han salido Iniesta, Xavi, Messi y otros cracks.

En la final de la Champions de 2009 el equipo catalán alineó a ocho jugadores de la cantera. Después de convertirse en el primer equipo en conseguir seis títulos en una temporada, contrató algunos refuerzos y mantuvo la plantilla. "¿Y si nos faltan jugadores?", preguntó alguien. "Jugaremos con los niños", respondió Guardiola, en alusión a Pedro y otros novatos.

El sábado 10 de abril dos concepciones se dirimían en el césped. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, es un comprador serial convencido de que la felicidad tiene código de barras. Después de fracasar con el Real Madrid de los "Galácticos", regresó por una segunda oportunidad. Como esos fanáticos que creen que fallan por falta de dogmatismo, ahondó en los errores para ver si un álgebra fabulosa los convertía en virtudes y contrató a estrellas más caras que un estadio.


"Un fracaso no se improvisa", escribió Joan Fuster. A veces se necesita mucho dinero para echar a perder las cosas.

Mientras el Barcelona apostaba por el juego de conjunto y la formación de talentos, la Casa Blanca del futbol apostó por el mercadeo. Hay que decir, en defensa del presidente madridista, que el delirio de shopping es compartido por los aficionados. En un fin de semana se ganan millones por vender camisetas con el nombre de un nuevo dios provisional.

El jerarca del Madrid nunca ha tenido problemas con los cálculos y es posible que produzca ganancias en su segundo turno al frente del equipo merengue. Sin embargo, no ha podido comprar el triunfo. El club diseñado para ganar tres títulos ya perdió la Copa del Rey y la Champions y, a la luz de su derrota en el clásico, es muy probable que pierda la Liga.

Como la "carta robada" de Edgar Allan Poe, el futbol tiene secretos que están a la vista. No hay grandes equipos que no hayan dependido de su cantera. El impulsivo Jesús Gil y Gil pensó que costaba mucho mantener a las fuerzas inferiores del Atlético de Madrid y cerró esos campos. Uno de los jóvenes despedidos se llamaba Raúl González. No le quedó más remedio que probarse con el Madrid. ¿Quién lo hizo debutar? Jorge Valdano, quien hoy en día es brazo derecho de Florentino Pérez. Con su talento para resumir destinos, el entrenador argentino escribió: "¿Quién era un tal Raúl para quitarle a Butragueño la camiseta del Madrid, los titulares de los periódicos y un lugar en el corazón de la gente? Fácil, Raúl era el tiempo, que volvía a ganar a su manera". El verdadero entrenador del futbol se llama Cronos. Valdano lo comprende, pero no logró frenar el ímpetu adquisitivo de Florentino, que desea héroes con pedigrí.

Después de la derrota 0-2 ante el Barça vino un domingo aciago. El lunes el técnico Pellegrini hizo que ocho jugadores de la cantera entrenaran con el equipo mayor. La búsqueda de juventud resulta tardía cuando quedan siete fechas por disputarse. Más que un recurso del método, parece una aceptación de que no se hizo lo que se debía.

El padre de Pedro, verdugo del Real Madrid, no fue al clásico porque tenía trabajo en la gasolinera que atiende en Canarias. Hace 19 meses su hijo jugaba en campos de tierra.

Eduardo Mendoza tiene razón: es fácil convertir al futbol en metáfora. Lo difícil es lo que ha hecho el Barcelona de Guardiola: convertir al futbol en una moral.


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